Éranse que se eran un viejo y una vieja. Un día, el viejo dijo a la vieja:
—Anda, mujer, arrebaña en la masera y rebusca en la panera, a ver si puedes recoger un poquito de harina para hacer un bollito.
Tomó la viejita una raedera, arrebanó en la masera, rebuscó en la panera y recogió dos puñaditos de harina. Mezcló la harina con nata de la leche y amasó un bollito redondito; lo doró en manteca calentita y lo puso a enfriar en la ventana.
El bollito se estuvo allí quietecito, quietecito, pero, de pronto —¡zas!—, rodó de la ventana y cayó al banco, y del banco al suelo y, rodando, rodando, llegó hasta la puerta, saltó el umbral y salió al zaguán, y del zaguán al porche, y del porche al corral, y luego salió del corral por el portón y siguió rodando adelante, adelante.
Iba el bollito rodando, rodando por el camino, cuando se encontró con una liebre:
—¡Bollito, bollito, ahora mismo te como!
—No me comas, liebrecita, y te cantaré una canción:
Soy el bollito redondito, En la masera me han arrebañado, En la panera me han rebuscado, Con nata de leche me han amasado, Con manteca calentita me han dorado y en la ventana me han enfriado. Del abuelito me escapé, De la abuelita me escapé, y de ti, liebre, ¡claro es que me escaparé!
Se marchó rodando por el camino, y… ¡ojos que te vieron ir!
Iba rodando, rodando el bollito y se encontró con un lobo:
—¡Bollito, bollito, ahora mismo te como!
—No me comas, lobo gris, y te cantaré una canción:
Soy el bollito redondito, En la masera me han arrebañado, En la panera me han rebuscado, Con nata de leche me han amasado, Con manteca calentita me han dorado y en la ventana me han enfriado. Del abuelito me escapé, De la abuelita me escapé, De la liebrecita me escapé, y de ti, lobo, ¡claro es que me escaparé!
Se marchó rodando por el camino, y… ¡ojos que te vieron ir!
Iba rodando, rodando el bollito y se encontró con un oso:
—¡Bollito, bollito, ahora mismo te como!
—¡Pero qué me vas a comer tú, patizambo!
Soy el bollito redondito, En la masera me han arrebañado, En la panera me han rebuscado, Con nata de leche me han amasado, Con manteca calentita me han dorado y en la ventana me han enfriado. Del abuelito me escapé, De la abuelita me escapé, De la liebrecita me escapé, Del lobo gris me escapé, y de ti, oso, ¡claro es que me escaparé!
Y otra vez se marchó rodando, rodando por el camino, y… ¡ojos que te vieron ir!
Iba rodando, rodando el bollito y se encontró con una zorra:
—Bollito, bollito, ¿adónde vas rodando?
—Pues voy por el caminito paseando.
—Bollito, bollito, cántame una canción. El bollito cantó:
Soy el bollito redondito, En la masera me han arrebañado, En la panera me han rebuscado, Con la nata de leche me han amasado, Con manteca calentita me han dorado Y en la ventana me han enfriado. Del abuelito me escapé, De la abuelita me escapé, De la liebrecita me escapé, Del lobo gris me escapé, Del oso zambo me escapé, y de ti, zorrita, ¡está claro que me escaparé!
Pero va la zorra y le dice:
—¡Ay, qué canción más bonita; pero yo oigo tan mal…! Bollito, bollito, salta a mi hociquito y cántamela otra vez, pero más alto.
El bollito saltó al hociquito de la zorra y cantó más alto su canción.
La zorra le volvió a decir:
—Bollito, bollito, ponte encima de mi lengüecita y cántame otra vez la canción. El bollito se puso de un salto en la lengua de la zorra, y ella —¡ham!— se lo comió.