José Carlos Becerra era un temperamento cordial, insólito en el altiplano mexicano, región de emociones soterradas y cortesías espinosas, escribió Octavio Paz. Y será esa cordialidad la que aún recorre su poesía, la que provoca una adicción irremediable a su poesía.
La muerte prematura de Becerra no engrandece su obra, la fatalidad no es un plus per se. Pero tal vez sea su ausencia, y la de otros, la que ha escondido la obra de este inmenso poeta.
Es urgente dejar que sus versos floten en la red, donde otras voces ya navegan, para maravillar al lector dispuesto. La obra de José Carlos Becerra alberga esa promesa: la maravilla adictiva ante su poética. Puedes iniciar tu recorrido por estas islas.